domingo, 21 de diciembre de 2014

EL ENCUENTRO CORAL CIUDAD DE LA LAGUNA

El canto común del Encuentro Coral Ciudad de La Laguna, en su XXXVI edición, se celebró nuevamente bajo las naves y arcos de la hermosa Iglesia de la Concepción de La Laguna, el sitio donde este acontecimiento musical ha tenido en el pasado sus momentos más brillantes. La recuperación de este marco nos parece acertada y es de esperar que se repita en futuras ediciones, contando si es posible, como en esta ocasión, con las atenciones de su párroco D. Jorge Manuel Fernández Castillo. Se repitió el encanto y la emoción que la voz colectiva iba desgranando. Las intervenciones de los coros se sucedieron con una buena medida del tiempo y con la imprescindible presentación del periodista Zenaido Hernández, en general hubo buen nivel en coros y solistas y un brillante broche en el canto común, donde no puede faltar el Adeste Fideles de J. Reading.

Momento del canto común (Foto: L. Trujillo Casañas)


Hagamos una pequeña reflexión, el centro histórico de La Laguna ha experimentado muchos cambios en los últimos años, no sólo urbanísticos sino también en las características de los habitantes y las costumbres, cambios que también evidencian la concurrencia de visitantes de zonas próximas y lejanas. El análisis en profundidad de todo esto podría ser, que duda cabe, objeto de un estudio a cargo de especialistas cualificados. El casco histórico se ha convertido en lugar de ocio evasivo, de vino y rosas, recordando el título de aquella película, también de paseo y consumo en las tiendas de sus calles principales. Se dice que La Laguna está de moda en este sentido y estamos de acuerdo. Sin embargo tenemos dudas de que la cultura, que se compone en gran medida de las cosas del espíritu, haya seguido en todo este tiempo el mismo proceso.

El Encuentro Coral de la Ciudad de La Laguna, ha alcanzado sus 35 años de existencia pero no con la salud y energía de un cuerpo vigoroso. Seguramente porque las voluntades se han decantado hacia el fomento de lo que se entiende por economía del consumo y por la implacable expansión urbana especialmente, este acontecimiento ha dejado de tener una atención preferente, tan necesaria. Sin embargo, en las últimas ediciones del Encuentro, se ha notado una tendencia y voluntad por enderezar el rumbo descendente que ha venido experimentando, entendemos que su recuperación es posible, hay síntomas positivos y en ello tiene mucho que ver la voluntad municipal, en este caso representada por la concejal de cultura, Dª. María Jesús Castañeda Cruz.


No podemos olvidar el hecho, muy importante, de que se trata de una empresa colectiva que no existiría sin los coros y sus componentes. El canto coral ocupa un espacio de la cultura viva, necesita atenciones múltiples para que se fortalezca y alcance el número y niveles deseables. Sería conveniente una labor continuada del Ayuntamiento, como coordinador, con los directores de las corales existentes y con otros posibles que se puedan incorporar. De esta coordinación, que debería empezar cuando se apaguen los ecos del canto común, seguramente se generaría, lo creemos firmemente, una fuerza que suele deparar la comunidad de esfuerzos y voluntades.

jueves, 13 de noviembre de 2014

UNA ALARMA JUSTIFICADA. LAS PINTURAS DEL INSTITUTO DE CANARIAS CABRERA PINTO

El Instituto de Canarias Cabrera Pinto ha guardado con celo una pinacoteca que tiene su origen en el depósito que el estado hizo a esta histórica institución en 1906, gracias a las gestiones realizadas en los primeros años del siglo XX por el recordado director Adolfo Cabrera Pinto (1855-1926), apoyado decididamente por Guillermo Rancés y Esteban (1854-1904), V Marqués de Casa Laiglesia, quien fue diputado a cortes por la circunscripción de Canarias, distrito de Santa Cruz de Tenerife en el período 1891-1904, si bien, se podría afirmar, que estas gestiones para potenciar la enseñanza y la cultura canarias se vieron fortalecidas efectivamente por la visita de Alfonso XIII al Archipiélago en 1906 y, creemos, por la presencia en su séquito del ministro de gobernación entonces Álvaro de Figueroa y Torres (1863-1950), Conde de Romanones.


Las uveras. Eduardo Chicharro Agüera, óleo sobre lienzo 240x400 cm., 1898.


El Instituto, referencia histórica de la educación y la cultura en Canarias, no se olvide esto, recibió en el mencionado año de 1906 doce cuadros de diferente formato procedentes del Museo de Arte Moderno, que había sido fundado en 1897. Todos ellos galardonados con medalla en las exposiciones nacionales, iniciativa que ayudaría a engrosar los fondos de ese museo notablemente. En los ciento ocho años que esta colección de pinturas ha sido custodiada por la señera institución lagunera, no había sufrido mermas ni pérdidas, tampoco deteriores de importancia, lo confirman los varios informes de las inspecciones realizadas por los conservadores del Museo del Prado, museo del que dependía  hasta que el Centro de Arte Reina Sofía se convierte en Museo Nacional en 1988.

Con motivo de formar parte en exposiciones organizadas por el Centro Nacional de Exposiciones y Promoción Artística, el Museo del Prado solicitó en varias ocasiones el levantamiento temporal de algunos de estos cuadros («Rinconete y Cortadillo», de Arturo Montero y Calvo, y «Amigos inseparables», de Jaime Garnelo y Fillol, por ejemplo), con la condición de su devolución una vez finalizada la correspondiente muestra. El Museo del Prado cumplía escrupulosamente con estas condiciones y nunca pretendió retener en Madrid o hacer un levantamiento permanente de ninguna de estas obras. Todo lo contrario, el Prado no sólo devolvía a su sitio los cuadros retirados, sino que los sometía en sus prestigiosos talleres a mejoras en su estado de conservación. Por desgracia no ha ocurrido lo mismo con el Museo Reina Sofía, cuyos técnicos han posado su mirada lujuriosa en el llamado en su tiempo «El Prado disperso» con el ánimo de enriquecer su colección a base de empobrecer estas dotaciones que han sido y son fundamentales en los numerosos sitios alejados de la capital del reino, dispersos en todas las comunidades autónomas, como es el caso de nuestro Instituto y todo el área de su influencia, es decir todo el Archipiélago Canario.Este procedimiento doloroso ha perjudicado ya a la pinacoteca del Instituto con pérdida de una de sus obras más estimadas «Las aceituneras» de Julio Romero de Torres (1874-1930), un gran cuadro de este famoso pintor, un óleo de 1,88 x 2,64 metros, cuya ausencia se ha convertido en definitiva, desde que fue retirada a finales de los años noventa por el Reina Sofía, mediante un documento firmado por el Ministerio de Cultura y por el Consejero de Educación, Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, José Mendoza Cabrera, por el que se comprometían a que el cuadro fuera devuelto, una vez finalizados los motivos de su retirada temporal, una copia de ese documento debe estar en el archivo del Instituto y en el de la Consejería, como es lógico, pero lamentablemente sólo es un papel.  No hubo respeto con este acuerdo, ni tampoco una reclamación oficial que nosotros sepamos. Los que guardemos un recuerdo de «Las aceituneras» colgado en el Instituto, que seguramente somos muchos, tenemos que verlo en fotografía, como triste y último recurso.

Una nueva alarma recorre todos los rincones de La Laguna y alcanzará no sólo a los que tienen responsabilidades en la dirección del Instituto, sino como eco intenso habrá llegado también a los responsables municipales, insulares y autonómicos; sin que queden fuera los representantes canarios en las Cortes (Senado y Parlamento) y en el Parlamento Canario. Se trata de la intención del Museo Reina Sofía de hacer un nuevo levantamiento, en esta ocasión es uno de los cuadros más importantes de los que el Instituto conserva, «Las uveras» de Eduardo Chicharro Agüera, óleo de 2,40 x 4,00 metros, un cuadro magnífico de espectacular colorido y expresividad costumbrista, cargado de la influencia del maestro Sorolla. 


Nos parece que es un desatino que se siga esgrimiendo la herramienta legal y desatenta del levantamiento del depósito sin tener en cuenta que la custodia y conservación de todos estos cuadros durante 108 años ha generado, sin dudarlo, una legítima propiedad de hecho, que no puede ser vulnerada de esta forma tan fácil como desaprensiva. Por otra parte nos da la impresión de que se ignora todo lo que la autonomía de Canarias y las transferencias en materia de cultura conlleva, asunto que la Consejería de Cultura, con su titular al frente, debería aclarar cuanto antes mejor.
 
Creemos que se deben evitar todos los levantamientos de estos depósitos centenarios que existen en las Islas, nos referimos a los cuadros, con este mismo origen, depositados en el Ayuntamiento de La Orotava, Museo Municipal de Santa Cruz de Tenerife y en Las Palmas en el Museo de la Casa Colón y en la Audiencia. El procedimiento entendemos que consistiría en la revisión de las condiciones legales de estos depósitos en Canarias, estableciendo su vinculación al escaso patrimonio artístico canario, tan necesario. La salida del cuadro «Las uveras» no debería realizarse, ni sumarse a lo ocurrido ya en los noventa con «Las aceituneras», cuadro que debe ser reclamado, sin las garantías que son de rigor en estos casos de préstamo temporal. Las autoridades competentes tienen ahora la oportunidad de situar este problema en su sitio, la ciudadanía queda, diríamos, atenta y a la espera de las gestiones que la situación reclama por vía de urgencia.

domingo, 2 de marzo de 2014

EL PADRE ANCHIETA SIGUE CAMINANDO



Padre Anchieta (escultura , bronce, Bruno Giorgi, 1960
Foto: L. Trujillo

La noticia de la canonización del Padre Anchieta, anunciada por el mismo Papa Francisco, ha llegado a La Laguna en alas de los medios de comunicación. Como ondas en un estanque de aguas tranquilas se ha ido propagando con una sorprendente rapidez produciendo los lógicos efectos de alegría, especialmente entre los laguneros cercanos a los círculos anchietanos.
Desde nuestro punto de vista este acontecimiento debería ser una excelente oportunidad para que la Ciudad  de La Laguna refuerce su reconocimiento al Padre Anchieta, rescatando desde la  memoria su presencia en la ciudad a través de las indelebles huellas que el Apóstol del Brasil fue dejando en su trayectoria vital iniciada en esta ciudad el 19 de marzo de 1534. Los actos que se celebren por este motivo no pueden ser de nuevo como un resplandor efímero que se apaga y se olvida. La Laguna debe recuperar sus galas de ciudad culta y civilizada y cambiar su aparente indiferencia por una nueva actitud decidida a favor del proyecto de la Casa de Anchieta, postergado repetidamente sin razones justificadas. Muchos creemos que este marco daría vida a una ejemplar iniciativa que sin duda sería el nexo entre la Isla y el resto del mundo, con especial carácter entre las comunidades lusa e hispánica. Incumplir este compromiso, diríamos, sería ahora más que nunca difícil de aceptar por cualquier persona de corazón abierto. Sería en definitiva, tal como lo sentimos, el abrazo que las generosas manos del Padre Anchieta nos ofrecen, actitud magistralmente representada en bronce en la magnífica escultura que preside la encrucijada de caminos que parten desde la ciudad de Aguere.
Ocurre que el eco de estos acontecimientos nos devuelven a la memoria los acuerdos plenarios de nuestro Consistorio relacionados con la Casa de Anchieta y su proyecto, aprobados por unanimidad en diferentes mandatos corporativos, muchas veces repetidos y otras tantas incumplidos. Pero la realidad se presenta machaconamente otra vez, induciendo a la reflexión sobre qué se ha debido hacer y no se ha hecho. Eliseo Izquierdo nos recuerda en este sentido que  «…en los veintitrés años transcurridos hasta el momento no han imperado sino indefinición y la ambigüedad, aderezadas casi siempre con buenas palabras…» (Anchiétea, 2013, 1, p. 56). Saldar la deuda que la Ciudad tiene con el santo y sabio lagunero es ahora inaplazable, los tres niveles de la administración canaria —Gobierno Autónomo, Cabildo Insular y Ayuntamiento de La Laguna— tienen ante sí la responsabilidad de facilitar con su gestión que se haga realidad este deseado proyecto, seguramente van a tener en cuenta que la mirada vuelve a centrarse en la casona de la bella plaza del Adelantado que encierra un valor incalculable, más allá de sus muros.